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LA SEMANA SANTA. José Gómez Cerda

LA SEMANA SANTA

José Gómez Cerda

La semana santa debe ser un tiempo para que aprovechemos esa ocasión para darle un verdadero sentido santo, dedicar parte de nuestro tiempo de ocio o libre para pensar, meditar y reflexionar sobre ese tiempo, especialmente dedicarnos a buscar una relación con Dios.

En esta semana tenemos menos tiempo de trabajo y de estudios, lo que nos permite un precioso tiempo para elevar nuestro conocimiento y relación con las cosas humanas.

La Semana Santa es la conmemoración anual cristiana de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús de Nazaret o lo que es igual conmemorar sus últimos días, es un período de intensa actividad litúrgica dentro de las diversas confesiones cristianas.

Las personas normales, debemos tomar conciencia de que este tiempo no es para diversión, ni playas; es tiempo de conocer y practicar el cristianismo.

La sociedad actual nos presenta diversas alternativas para la vida. Las nuevas tecnologías, la ciencia y el modernismo se inclinan por el materialismo, olvidando buscar a Dios, creador del universo, algunos convierten la semana santa, en una diversión…

Muchos buscan los placeres, el dinero, otros el poder político y económico, algunos tratan de borrar a Dios en la existencia, varios tratan de suplantarlo con las nuevas tecnologías, pero debemos darle el sentido humanista de estas fechas humanistas.

El miércoles Santo es el día en que se reúne el Sanedrín, el tribunal religioso judío, para condenar a Jesús.

 

El Jueves Santo, se celebra el jueves anterior al Domingo de Resurrección, en el transcurso de la Semana Santa cristiana. Es el primer día del Triduo Pascual. En este día la Iglesia Católica conmemora la institución de la Eucaristía en la Última Cena de Jesús, y del Sacerdocio.

El viernes Santo es uno de las principales celebraciones del catolicismo. Este día se conmemora la Muerte de Jesús de Nazaret, crucificado.

La Semana Santa llega a uno de sus días más trascendentales, en el que son numerosas las manifestaciones tradicionales de devoción popular por parte de los católicos.

La iglesia católica dominicana ha iniciado un programa llamado “Yo me quedo”, para invitar a la población a darle un sentido religioso a la semana santa, quedarse en la casa, con su familia, o ir a la iglesia, en vez de irse a pasear o ir a las playas y actividades mundanos.

“Yo me quedo “es un espacio de reflexión comunitaria en el cual las familias comparten momentos hermosos de adoración, formación y acción apostólica, todos debidamente concebidos entorno a las actividades litúrgicas, como centro principal de la celebración.

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José Gómez Cerda

Presidente de la Asociación de Escritores y Periodistas Dominicanos (ASEPED)

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100 años de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). José Gómez Cerda

100 años de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

José Gómez cerda

La Organización Internacional del Trabajo fue fundada el 11 de abril de 1919, en virtud del Tratado de Versalles, este año cumplirá 100 años. Es un organismo especializado de las Naciones Unidas que se ocupa de los asuntos relativos al trabajo y las relaciones laborales.

La Comisión organizadora de la OIT, estuvo presidida por Samuel Gompers, presidente de la Federación Americana del Trabajo (AFL), estaba compuesta por representantes de nueve países: Bélgica, Cuba, Checoslovaquia, Francia, Italia, Japón, Polonia, Reino Unido y Estados Unidos.

Es una organización tripartita, la única en su género con representantes de gobiernos, empleadores y trabajadores en sus órganos ejecutivos.

 

La fuerza que impulsó la creación de la OIT fue provocada por consideraciones sobre seguridades humanitarias, políticas y económicas.

La Conferencia Internacional del Trabajo es el órgano superior de la OIT. Se reúne anualmente, en junio, en Ginebra, Suiza. Está integrada por cuatro delegados de cada país miembro; dos de ellos elegidos por cada gobierno, y los otros dos representantes de las organizaciones de trabajadores y empleadores respectivamente.

Al sintetizarlas, el Preámbulo de la Constitución de la OIT dice que las altas partes contratantes estaban “movidas por sentimientos de justicia y humanidad así como por el deseo de asegurar la paz permanente en el mundo…”Considerando que la paz universal y permanente sólo puede basarse en la justicia social;

Considerando que existen condiciones de trabajo que entrañan tal grado de injusticia, miseria y privaciones para gran número de seres humanos, que el descontento causado, que constituye una amenaza para la paz y armonía universales; y considerando que es urgente mejorar dichas condiciones;

Considerando que si cualquier nación no adoptare un régimen de trabajo realmente humano, esta omisión constituiría un obstáculo a los esfuerzos de otras naciones que deseen mejorar la suerte de los trabajadores en sus propios países.

Al principio las normas se centraron en las condiciones de trabajo: el primer Convenio de 1919 se refiere a las horas de trabajo, las famosas ocho horas diarias y cuarenta y ocho semanales.

Las áreas que podrían ser mejoradas enumeradas en el Preámbulo continúan vigentes, por ejemplo:

  • Reglamentación de las horas de trabajo, incluyendo la duración máxima de la jornada de trabajo y la semana;
  • Reglamentación de la contratación de mano de obra, la prevención del desempleo y el suministro de un salario digno;
  • Protección del trabajador contra enfermedades o accidentes como consecuencia de su trabajo;
  • Protección de niños, jóvenes y mujeres.
  • Pensión de vejez e invalidez, protección de los intereses de los trabajadores ocupados en el extranjero;
  • Reconocimiento del principio de igualdad de retribución en igualdad de condiciones;
  • Reconocimiento del principio de libertad sindical;
  • Organización de la enseñanza profesional y técnica, y otras medidas similares.

La primera Conferencia Internacional del Trabajo celebrada en Washington, Estados Unidos, en octubre de 1919 adoptó seis Convenios Internacionales del Trabajo, que se referían a las horas de trabajo en la industria, desempleo, protección de la maternidad, trabajo nocturno de las mujeres, edad mínima y trabajo nocturno de los menores en la industria.

En esa Conferencia participó José Eugenio Kunhardt, dominicano, quién lo hizo como asistente de Samuel Gomper, Presidente de la AFL, de Estados Unidos. La República Dominicana no podía participar porque estaba ocupada por las tropas de los Estados Unidos.

La OIT estableció su sede en Ginebra en el verano de 1920 con el francés Albert Thomas como primer Presidente de la Oficina Internacional del Trabajo, que es la secretaría permanente de la Organización. Con gran ímpetu impulsó la adopción de 9 Convenios Internacionales del Trabajo y 10 Recomendaciones en menos de dos años.

La Corte Internacional de Justicia declaró que el ámbito de acción de la OIT se extendía también a la reglamentación de las condiciones de trabajo del sector agrícola.

 

En 1925 fue creado el Comité de Expertos como sistema de supervisión de la aplicación de las normas de la OIT. El Comité, que aún existe, está compuesto por juristas independientes responsables del análisis de los informes de los gobiernos y de presentar cada año a la Conferencia sus propios informes.

El Dr. Rafael Albuerquerque, de la República Dominicana ha sido uno de esos expertos.

El británico Harold Butler, sucesor de Albert Thomas desde 1932, tuvo que enfrentar la Gran Depresión y su consecuencia de desempleo masivo.

Estados Unidos se convirtió en Miembro de la OIT en 1934, aunque continuaba fuera de la Sociedad de las Naciones.

 

El estadounidense John Winant asumió el cargo en 1939 cuando la Segunda Guerra Mundial era inminente. Por motivos de seguridad trasladó la sede de la OIT en forma temporal a Montreal, Canadá en mayo de 1940.


El irlandés Edward Phelan, que había ayudado a escribir la Constitución de 1919 y desempeñó otra vez un papel importante durante la reunión de Filadelfia de la Conferencia Internacional del Trabajo realizada en medio de la Segunda Guerra Mundial, dirigió la OIT, en la cual participaron representantes de gobiernos, empleadores y trabajadores de 41 países.

En 1946, la OIT se convirtió en una agencia especializada de la recién creada Organización de las Naciones Unidas.

En 1948 la Conferencia Internacional del Trabajo adoptó el Convenio No. 87 sobre la libertad sindical y la protección del derecho de sindicación.

El estadounidense David Morse fue Director General entre 1948 y 1970, período durante el cual se duplicó el número de países miembros.

La OIT creó el Instituto Internacional de Estudios Laborales con sede en Ginebra en 1960 y el Centro Internacional de Formación en Turín, Italia, en 1965.

Durante la dictadura de Trujillo los trabajadores eran representados en las Conferencias de la OIT por delegados escogidos por el gobierno, todos miembros del Partido Dominicano, del dictador.

En 1962 participó con representantes de los trabajadores, el sindicalista Henry Molina, que tenía 21 años, en representación de la Confederación Autónoma de Sindicatos Cristianos (CASC); además quedó incluido en la Comisión de Seguridad Social de la OIT.

La Organización ganó el Premio Nobel de la Paz en su 50 aniversario en 1969.

 

Entre 1970 y 1973, con el británico Wilfred Jenks como Director General, la OIT avanzó en el desarrollo de normas y de mecanismos para la supervisión de su aplicación, en particular en la promoción de la libertad sindical y la protección del derecho de sindicación.

 

El francés Francis Blanchard, extendió la cooperación técnica de la OIT con países en desarrollo, Los Estados Unidos se retiraron de la OIT desde 1977 hasta 1980.

En 1978 el gobierno dominicano, presidido por Antonio Guzmán decidió que las organizaciones sindicales fueran las representantes de los trabajadores, se designaron representantes de la CASC, la CGT y la CNTD.

El Secretario de Estado de Trabajo Dr. César Estrella Sadhalá representó al gobierno dominicano. José Gómez Cerda, fue miembro titular y Fernando de la Rosa, miembro técnico, quienes representaron a los trabajadores dominicanos . Además se acordó que la representación de los trabajadores fuera rotativa entre las tres principales organizaciones sindicales.

La OIT desempeñó también un papel importante en la emancipación de Polonia de la dictadura comunista, al darle su apoyo total a la legitimación del sindicato Solidarnosc basándose en el respeto del Convenio No. 87 sobre libertad sindical, que Polonia había ratificado en 1957.

El problema migratorio haitiano en la República Dominicana se inició en la década de los 80, en la OIT, un caso por violación de derechos laborales de los cortadores de caña haitianos y al denunciarse las condiciones de los bateyes azucareros estatales.

Se comprobó que braceros haitianos eran trasladados de los ingenios que los habían contratado a otros, y en muchos casos a empresas privadas, sin la autorización de ellos, lo cual la OIT considera que es un trabajo esclavo.

El Estado dominicano operaba un consorcio de 12 ingenios (CEA) y era el mayor empleador de braceros, contratando con el gobierno de Haití los términos para su reclutamiento, remuneración y repatriación al finalizar la zafra.

Una comisión de encuesta de la OIT vino al país en 1981 y 1983, recomendando medidas sobre contratación, traslado, formas de pago, sindicalización, residencia temporal, a las cuales una comisión de expertos del organismo dio seguimiento durante la década.


Michel Hansenne de Bélgica asumió el cargo en 1989 y condujo la OIT después del fin de la Guerra Fría..


El 4 de marzo 1999 el chileno Juan Somavia asumió el cargo de Director General.

Somavia planteó la importancia de convertir el Trabajo Decente un objetivo estratégico internacional y de promover una globalización justa. También destacó el trabajo como un instrumento para la superación de la pobreza y el papel de la OIT en el logro de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, que incluyen la reducción de la pobreza a la mitad para 2015.

 

El británico Guy Ryder fue elegido como el décimo Director General de la OIT en mayo de 2012. En noviembre de 2016 fue reelecto por otros cinco años.

La República Dominicana fue admirada en la OIT cuando presentó un Código de trabajo que había sido modificado por medio de la conciliación y el consenso de las tres partes de la producción, que son el gobierno, los empleadores y los trabajadores.

La OIT ha jugado un importante papel en la orientación, educación y acción de los trabajadores en todas partes del mundo.

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PERIODISMO DE INVESTIGACIÓN. José Gómez Cerda

PERIODISMO DE INVESTIGACIÓN.

­-En ocasión del día nacional del periodismo.

José Gómez Cerda

Presidente de la Asociación de Escritores y Periodistas Dominicanos (ASEPED)

Los dominicanos tenemos un buen periodismo de investigación, gracias a periodistas como Alicia Ortega, Nuria Piera, Juan Bolívar Díaz, Huchi Lora, (Ganadores de los premios Caonabo de Oro), y otros destacados periodistas que investigan y analizan para orientar a la población sobre temas de interés general, su labor es necesaria y oportuna para el conocimiento de la política, la economía y temas sociales.

El periodismo de investigación, es aquel que se produce a través de la iniciativa y el trabajo del periodista, sobre asuntos de importancia, que algunas personas u organizaciones desean mantener en secreto.

El periodismo de investigación tiene una característica especial. Sus tres elementos básicos son:

  1. Que la investigación sea trabajo del reportero,
  2. Que el trabajo aporte algo novedoso y de interés para un grupo más o menos amplio, y

  1. Que sea prolongado en el tiempo.

Hoy día, el periodismo de investigación es el que más se arriesga, en el orden personal del periodista o reportero, y de todo el equipo que lo realiza.

Ese tipo de periodismo se enfrenta a los mayores poderes existentes: los políticos, los gobernantes, los traficantes, y a los poderosos económicamente; y enfrenta la corrupción, el tráfico de mercancías y personas, las influencias políticas, el abuso de poder, y delitos que no han sido condenados.

El periodismo de investigación demuestra que son periodistas con total capacidad de manejo de fuentes y se caracterizan por ser valientes, ya que muchas investigaciones realizadas pueden traer al periodista, reportero o investigador, asuntos legales, es decir juicios, amenazas, entre otras series de problemas que pueden afectar al iniciador de una investigación.

El periodismo de investigación, se compone básicamente de tres partes:

  1. La idea creadora de lo que se va a investigar.
  2. Los datos y documentación, orales y escritas del hecho a investigar, y
  3. El análisis e investigación de los datos obtenidos, y finalmente la elaboración del reportaje.

En la búsqueda de lo que se va a investigar se deben tener en cuenta las distintas fuentes informativas. Éstos pueden ser:

  1. Públicas: Cuando la información es abierta, difundida de manera pública y voluntaria para ser utilizada de manera general y para ser conocida por la ciudadanía. Como cuando se tratan los casos de los funcionarios públicos, como es el caso que nos ocupa.

  1. Privadas: la información se limita a reducidos grupos de la población, no hay consignas, sino son filtraciones de conversaciones de actos privados, o confidenciales, como los actuales Papeles de Panamá.
  2. Reservadas: Cuando la información se reduce a grupos minoritarios, pero alguien intenta que aquélla no salga a la luz pública y no lo sepan otras personas.

En todos estos casos el periodismo de información ha estado en actividad, para que el pueblo conozca la verdad sobre todas las cosas.

El nuevo periodismo, que supone una renovación en las formas de narración de reportajes, crónicas y entrevistas, combinando lo mejor de la literatura con lo mejor del periodismo.

Se distinguen así las dos claves básicas de la renovación periodística:

La dimensión estética: Los periodistas del nuevo género de investigación escriben sus reportajes para que se lean como si fueran relatos, utilizando diálogos de gran realismo, descripciones muy detalladas, caracterizaciones y un lenguaje urbano.

Asimismo, la periodista busca entrevistar a todos los expertos necesarios para que interpreten los datos presentados, que los televidentes y lectores de periódicos puedan hacer su propio juicio de valor

Este tipo de investigación maneja la mayor información posible, sale a la calle y procura estar en el lugar de los hechos. De igual modo, mantienen las mismas exigencias de precisión, verificación, objetividad e investigación del buen periodismo.

El periodismo dominicano ha tenido la oportunidad de tener, varios modelos en el periodismo de investigación, con fuente precisa, objetiva, orientadora y apegada a la verdad.

Como dijo San Agustín: “Busquemos con el afán de encontrar, y encontraremos con el deseo de buscar aún más”.

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PERIODISMO DE INVESTIGACIÓN. José Gómez Cerda

PERIODISMO DE INVESTIGACIÓN.

José Gómez Cerda

Presidente de la Asociación de Escritores y Periodistas Dominicanos (ASEPED)

Los dominicanos tenemos un buen periodismo de investigación, gracias a periodistas como Alicia Ortega, Nuria Piera, Juan Bolívar Díaz, Huchi Lora, y otros periodistas que investigan, para orientar a la población sobre temas de interés general, su labor es necesaria y oportuna para el conocimiento de la política, la economía y temas sociales.

El periodismo de investigación, es aquel que se produce a través de la iniciativa y el trabajo del periodista, sobre asuntos de importancia, que algunas personas u organizaciones desean mantener en secreto.

El periodismo de investigación tiene una característica especial. Sus tres elementos básicos son:

  1. Que la investigación sea trabajo del reportero,
  2. Que el trabajo aporte algo novedoso y de interés para un grupo más o menos amplio, y

  1. Que sea prolongado en el tiempo.

Hoy día, el periodismo de investigación es el que más se arriesga, en el orden personal del periodista o reportero, y de todo el equipo que lo realiza.

Ese tipo de periodismo se enfrenta a los mayores poderes existentes: los políticos, los gobernantes, los traficantes, y a los poderosos económicamente; y enfrenta la corrupción, el tráfico de mercancías y personas, las influencias políticas, el abuso de poder, y delitos que no han sido condenados.

El periodismo de investigación demuestra que son periodistas con total capacidad de manejo de fuentes y se caracterizan por ser valientes, ya que muchas investigaciones realizadas pueden traer al periodista, reportero o investigador, asuntos legales, es decir juicios, amenazas, entre otras series de problemas que pueden afectar al iniciador de una investigación.

El periodismo de investigación, se compone básicamente de tres partes:

  1. La idea creadora de lo que se va a investigar.
  2. Los datos y documentación, orales y escritas del hecho a investigar, y
  3. El análisis e investigación de los datos obtenidos, y finalmente la elaboración del reportaje.

En la búsqueda de lo que se va a investigar se deben tener en cuenta las distintas fuentes informativas. Éstos pueden ser:

  1. Públicas: Cuando la información es abierta, difundida de manera pública y voluntaria para ser utilizada de manera general y para ser conocida por la ciudadanía. Como cuando se tratan los casos de los funcionarios públicos, como es el caso que nos ocupa.

  1. Privadas: la información se limita a reducidos grupos de la población, no hay consignas, sino son filtraciones de conversaciones de actos privados, o confidenciales, como los actuales Papeles de Panamá.
  2. Reservadas: Cuando la información se reduce a grupos minoritarios, pero alguien intenta que aquélla no salga a la luz pública y no lo sepan otras personas.

En todos estos casos el periodismo de información ha estado en actividad, para que el pueblo conozca la verdad sobre todas las cosas.

El nuevo periodismo, que supone una renovación en las formas de narración de reportajes, crónicas y entrevistas, combinando lo mejor de la literatura con lo mejor del periodismo.

Se distinguen así las dos claves básicas de la renovación periodística:

La dimensión estética: Los periodistas del nuevo género de investigación escriben sus reportajes para que se lean como si fueran relatos, utilizando diálogos de gran realismo, descripciones muy detalladas, caracterizaciones y un lenguaje urbano.

Asimismo, la periodista busca entrevistar a todos los expertos necesarios para que interpreten los datos presentados, que los televidentes y lectores de periódicos puedan hacer su propio juicio de valor

Este tipo de investigación maneja la mayor información posible, sale a la calle y procura estar en el lugar de los hechos. De igual modo, mantienen las mismas exigencias de precisión, verificación, objetividad e investigación del buen periodismo.

El periodismo dominicano ha tenido la oportunidad de tener, varios modelos en el periodismo de investigación, con fuente precisa, objetiva, orientadora y apegada a la verdad.

Como dijo San Agustín: “Busquemos con el afán de encontrar, y encontraremos con el deseo de buscar aún más”.

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PADRE MANUEL GONZALEZ QUEVEDO. S.J. José Gómez Cerda

PADRE MANUEL GONZALEZ QUEVEDO. S.J.

https://www.youtube.com/watch?v=sdmwZN3o0HE&t=678s

José Gómez Cerda

Presidente de la Asociación de Escritores y Periodistas Dominicanos (ASEPED)

El Padre Manuel González Quevedo fue un sacerdote jesuita, nacido en España, que realizó diversas actividades sociales y políticas en Cuba, Puerto Rico y la República Dominicana, siendo este último país donde vivió durante 26 años. Formó dirigentes en diversas actividades, desde el Seminario, en la política y el sindicalismo, su objetivo era formar dirigentes cristianos para la sociedad.

Había nacido en Guarnizo (Santander, España) el 2 de abril de 1904, era el mayor de los cinco hijos de Manuel González Goristidi, maquinista naval, nativo de Astillero, y Presentación Quevedo Cortés, natural de Muslera de Guarnizo.

En 1916 ingresó en la Escuela de Comercio, y con sólo quince años, obtuvo el título de Perito Industrial, empezando a trabajar de delineante en los Talleres Corcho de Astillero (Santander).

Perteneció a los Círculos de Estudios de la Juventud de Acción Católica. Su vocación sacerdotal surgió en 1931, teniendo 27 años de edad. Ingreso en la Compañía de Jesús y así lo hizo el 12 de noviembre de 1932

Manuel González Quevedo fue un trabajador, ingeniero en metalurgia, que entró al Seminario cuando tenía 28 años, para formarse religiosamente para servir a la educación de jóvenes para que fueran líderes sociales a todos los niveles.

En 1936 se trasladó a Marneffe (Huccorgne, Bélgica), donde estudió dos años de Filosofía (1936-1938), y al terminarlos, enseñó Física en los colegios Guitiriz (Lugo), y Mondariz (Pontvedra) hasta 1940, e inicia los estudios de Teología en el Colegio Máximo de la Universidad de Comillas (Santander), recibiendo el sacerdocio el 30 de julio de 1943 en el templo del Sagrado Corazón, conocido como Santuario de la Gran Promesa (Valladolid).

El Padre Manuel González Quevedo llegó a la República Dominicana en 1943, para hacerse cargo del Seminario Menor, del Santo Cerro, La Vega, hasta 1948.También era Profesor de Ascética y Teología Pastoral, en el Seminario Mayor Santo Tomás de Aquino.

En 1949 el Padre Quevedo inicia las Congregaciones Marianas, con seminaristas.

En 1953 el Padre Quevedo creó una cooperativa obrera juvenil en Santo Domingo, después funda la sociedad Altagraciana de Jesús Obrero, que buscaba el mejoramiento material, intelectual y espiritual de los trabajadores dominicanos. Explicaba el Padre Quevedo que el vicio y la ignorancia son los mayores enemigos de los trabajadores.

Fue Profesor y Director espiritual del Seminario Pontificio Santo Tomás de Aquino, Asesor de la Confederación Autónoma de Sindicatos Cristianos, Asesor de la Juventud Obrera Cristiana-JOC, Profesor del Instituto Politécnico, en San Cristóbal, Orientador de universitarios de la Congregación Mariana.

En 1955 fundó la Sociedad Altagraciana de Jesús Obrero (SAJO),

En el ámbito religioso, fue el primer orientador o asesor que tuvo el futuro Instituto Secular Altagraciano (I.S.A.). Y él mismo decidió que su compañero José María Uranga, más a propósito que él, se hiciese cargo del proyecto, entre sus discípulas más destacadas estaban Alicia Guerra y la doctora Josefina Garrido, Estela Henríquez, Sarita Castaño y Gladys Jacobo.

Era en los años en que González Quevedo era profesor y director espiritual del Seminario Mayor, aún en los locales del antiguo Convento de Dominicos.

La estancia del P. González Quevedo en Puerto Rico (1955-1958) se justificaba ante todo por haber sido nombrado rector del Seminario Menor que los jesuitas dirigían en Aibonito. Aunque allí sólo permaneció un año (1955-1956),-probablemente fue removido del cargo por alguna deficiencia en el desempeño de ese oficio-, encargándole entonces durante tres años de las obras sociales diocesanas.

Su actividad febril, en un ambiente que le era connatural desde su juventud, no parecía tener descanso.

En menos de año y medio creó el Centro de Relaciones Obrero-Patronales (CROP), organizó con nueva orientación un grupo de la Juventud Estudiantil Católica (JEC), instaló el Centro Católico de Acción Social e incluso inauguró una casa de ejercicios para jóvenes obreros con el nombre de Casa de Retiro de Jesús Obrero (carretera de Río Piedras a Caguas), y para estrenarla dirigió el primer retiro de tres días (24-27 enero de 1958) a 17 jóvenes obreros, sobre todo de la zona metropolitana de San Juan.

Haciendo caso omiso de los informes que pudieron determinar su envío a Santo Domingo, — los obispos de San Juan y Ponce sólo tenían alabanzas a su trabajo serio-, terminado su compromiso en San Juan, y haciendo caso omiso de la situación política real, el superior de las Antillas barajó por segunda vez la posibilidad de enviarlo a La Habana, a dirigir el Centro de Información y Acción Social (CIAS) o a encargarse del apostolado rural en Cuba.

Sin embargo, el 3 de enero de 1959 ya estaba de regreso en la República Dominicana.

La Congregación Mariana Javier la dirigía en esos días el Padre Manuel González Quevedo, quien recibió orden de abandonar el país junto a cuatro jesuitas más. Como no se explicaba en qué consistía la razón de aquella expulsión, Quevedo y los demás se negaron a acatarla y no fueron hostigados por desobedecer. (José Luís Saez.La Sumisión Bien Pagada. La Iglesia dominicana bajo la Era de Trujillo. 1930-61 Tomo I, página 68).

La confrontación de la Iglesia Católica con el régimen dictatorial de Trujillo tuvo mucho impacto en el Seminario Santo Tomás de Aquino, incluyendo al Padre Quevedo.

El 30 de mayo de 1960, el Secretario de Interior y Cultos, Rafael Paíno Pichardo, hizo comparecer al P. Mariano Tomé, superior de los jesuitas en el país, acompañado de los padres José María Uranga y Manuel González Quevedo y el escolar gallego Ángel LageForneiro, para comunicarles en nombre del gobierno, que debían salir lo antes posible del país. Ante la valiente protesta del superior jesuita ante Trujillo, de quien realmente emanaba todo, se dio marcha atrás al asunto.

El intento de deportación al Padre Quevedo indignó a los seminaristas y profesores de seminario.

A partir del 3 de enero de 1959, cuando se hizo cargo de la asesoría de la Congregación Universitaria Masculina, conocida entonces como Centro Universitario Javier. Ubicada en la Avenida Independencia número 44, servía a un tiempo de residencia para universitarios del interior del país.

El Padre Manuel González Quevedo, junto a un grupo de jóvenes de la Congregación Mariana Javier.

Siendo Profesor del Seminario Mayor, también hizo labor en el Centro Social de Matahambre, del que ya se había elaborado un censo (111 familias y un total de 1,050 almas), El Padre González Quevedo creó una escuela nocturna para obreros, una cooperativa (“Para luchar contra el vicio y la ignorancia, principales enemigos del pueblo trabajador”) y una escuela de economía doméstica, y un dispensario médico (1954).

Posteriormente, a través de su célula universitaria se ocupó también de la promoción de obras culturales como la puesta en escena de El Gran Teatro del Mundo, un auto sacramental de Pedro Calderón de la Barca (2 junio 1956). La Sociedad había hecho su presentación en público con un espectáculo variado en el auditorio del Instituto de Señoritas Salomé Ureña el 25 de noviembre de 1955.

Cuando asumí la presidencia provisional de la Juventud Obrera Cristiana (JOC) dominicana, me dijeron que el último asesor fue el Padre Manuel González Quevedo.

Siendo exiliado en Puerto Rico, por intermedio del Padre Salvador Freixedo, Asesor de la JOC en esa isla, pude conocer personalmente al Padre Quevedo. Desde entonces fue mi director espiritual.

El Padre Manuel González Quevedo, junto con un grupo de jóvenes trabajadoras y oficinistas de Santiago, entre ella Juanita Pichardo, que luego fue una dirigente sindical en la CASC.

Además de la dirección del ya citado Centro Universitario Javier (1959-1962), el P. González Quevedo repartió su vida entre el trabajo parroquial y la asesoría social directa.

El Padre Manuel González Quevedo, S.J. que había sido asesor de la JOC en tiempo de Trujillo, fue quién invitó a empleados de las farmacias «Normal», y «Caridad» para formar el primer sindicato que se afilió estatutariamente a la CASC, el 5 de febrero de 1962.

Ese día él había convocado alrededor de 40 empleados farmacéuticos para darles una conferencia. A petición de Doña Cucha Gómez, empleada de la Farmacia Caridad, que en una reunión anterior le había pedido que llevara algún libro sobre sindicalismo, él dijo; “Me han solicitado traer un libro sobre sindicalismo, y he traído un libro en persona, se trata de José Gómez Cerda, un antiguo Presidente de la JOC en Santo Domingo y de la JOC hispana de Nueva York, también él es uno de los fundadores de la Confederación Autónoma de Sindicatos Cristianos –CASC”.

Ahí mismo se constituyó el Sindicato Autónomo de la Industria Farmacéutica-SADIF, primer sindicato en afiliarse estatutariamente a la CASC, convirtiendo al Padre Manuel González Quevedo, como promotor del sindicalismo cristiano en la República Dominicana.

El 5 de marzo de 1962, la Confederación Autónoma de Sindicatos Cristianos (CASC), inauguró una oficina para la región Norte del país, situado a la Calle Eladio Victoria No. 26, la cual fue bendecida por el Padre Manuel González Quevedo, S.J. acto al cual asistieron decenas de dirigentes sindicales, y el Padre Porfirio Valdez, de la Diócesis de Santiago. También estuvieron presentes los sindicalistas Francisco José Bidó, Juanita Pichardo, Eladio Rigaud, Rafael Rodríguez, Mary Jerez, Julio Fermín y otros dirigentes sindicales de Santiago.

A petición del Obispo de Santiago, se dedicó a dar retiros y cursillos de capacitación social, residiendo en la Ave. Imbert número 71 y haciendo de capellán del colegio de las Hermanas Mercedarias.

Bajo la orientación del Padre Quevedo, coordinamos tres cursos para dirigentes sindicales de los Ingenios del Norte (Monte Llano, Amistad, Esperanza y Catarey), en el local de capacitación social. Esta actividad fue organizada por la Confederación Autónoma de Sindicatos Cristianos (CASC), bajo la dirección de José Gómez Cerda y el Padre Manuel González Quevedo, S.J. En cada curso participaron 25 dirigentes sindicales.

Cuando el Sindicato de Trabajadores de la empresa Pepsicola de Santiago, afiliados a la CASC, realizaron una huelga de solidaridad, cuando la empresa despidió a dos dirigentes del Sindicato, el Padre Quevedo estuvo junto a los huelguistas, los animó a continuar la lucha, así cuando la policía nacional lanzó varias bombas lacrimógenas contra los trabajadores, él estaba presente junto a los huelguistas.

Cuando se inició la huelga los trabajadores tomaron la empresa, el dueño de la Empresa, Horacio Álvarez, llamó la policía nacional, y desde Santo Domingo un contingente policía llegó a Santiago a desocupar a los huelguistas, quienes se habían colocado como escudo humano para impedir la salida de los camiones, encabezados por José Gómez Cerda y Francisco José Bidó, junto a los trabajadores estaba el Padre Quevedo, quién dijo que la solidaridad no es sólo para pronunciarla, sino para demostrarla.

En la Compañía Anónima Tabacalera se firmó el contrato de mayores proporciones, no sólo por la cantidad de viviendas que lograron los trabajadores, sino porque se logró la participación de los trabajadores en los beneficios de la empresa por un equivalente de 4 meses de salarios. Este dinero fue negociado para la elaboración de un PLAN EDUCATIVO PARA LOS HIJOS DE LOS TRABAJADORES, que se concretizó con la instalación del COLEGIO LA ESPERANZA, con un aporte de los trabajadores de sus beneficios y la empresa hizo una aportación de 40,000 pesos. Además se logró un seguro colectivo para los trabajadores y sus familiares.

EL COLEGIO LA ESPERANZA fue una idea del Padre Manuel González Quevedo y del sindicalista José Gómez Cerda. Para que los hijos de los trabajadores tuvieran las mismas oportunidades que las otras clases sociales en materia de educación escolar.

En la primera reunión para crear el Colegio para los hijos de los trabajadores la Asamblea rechazó la proposición. Luego el Padre Quevedo, José Gómez Cerda, y varios de la junta directiva del Sindicato de Trabajadores de la Tabacalera, visitaron a los miembros del sindicato que vivían en el Barrio de la Tabacalera, en el Barrio La Joya, y en El Ejido, donde residían la mayoría de los trabajadores afiliados al sindicato; en la segunda asamblea fue aprobada la moción de destinar un mes de salario, para la creación de un Colegio para los hijos de los trabajadores. La idea del Padre Quevedo se convirtió en realidad.

La Comisión para la creación del Colegio escogió a Doña Flor de Valentín, como directora y un equipo de profesores, encabezados por Liliana Pichardo, también se incluyó a Quira, ex empleada de laPepsicola, que había perdido su trabajo por la huelga que se había realizado en esa empresa, donde participó el Padre Quevedo.

En el principio el Colegio era controlado y dirigido por el Sindicato, con la entusiasta cooperación del Sr. Diógenes Silva, y el Chino Almonte, en representación de la empresa.

En una asamblea del Sindicato de Trabajadores de la Tabacalera aprobaron que el autobús que buscaba a los trabajadores desde su casa al trabajo y viceversa, ese transporte fuera para llevar a los hijos de los trabajadores de sus casa al Colegio La Esperanza, y viceversa.

A petición de Monseñor Juan Félix Pepén, el Padre Quevedo trabajó durante unos diez meses en una zona de La Romana (1964-1965),

Siguieron dos años de coadjutor en la Parroquia del Rosario de Dajabón (1965-1967), otros dos en el Instituto Politécnico Loyola de San Cristóbal, , enseñando Sociología y atendiendo también a la Escuela Normal Américo Lugo (1967-1969), y como sustituto del párroco, en el Santo Cerro.

Desde la residencia del Santo Cerro, Manuel González Quevedo atendía sobre todo las comunidades rurales de La Lima y Burende, donde estaba casi terminando la nueva capilla. Y allí precisamente tuvo su escenario la última escena de su presencia entre nosotros.

Para Monseñor Francisco José Arnaíz, Manuel González Quevedo “fue un adelantado de los reclamos justicieros, aun en vida del tirano. Sentía hondo la injusticia social y tenía un don especial para encender en el corazón ajeno el ardor por la justicia social y la pasión por las reivindicaciones de la clase obrera”.

Monseñor Jesús María De Jesús Moya, Obispo Emérito de San Francisco de Macorís, dijo; “Durante once años de formación en el Seminario Mayor Santo Tomás de Aquino, una persona que me marcó fue el Padre Manuel González Quevedo, quien era el Director Espiritual del seminario y tenía una gran preocupación social por los pobres”.

Así también pensaban mis compañeros de estudios Nicolás de Jesús López Rodríguez, Vinicio Disla, Ramón Benito de la Rosa y Carpio, Toribio Hirujo, entre otros.

El Obispo Emérito de Santiago, Monseñor Ramón Benito de la Rosa y Carpio, ha dicho que cuando era seminarista, en los últimos años de la dictadura de Trujillo, el Seminario Santo Tomás de Aquino, era un centro político, y la Iglesia envió al Padre Manuel González Quevedo, para encausar aquellos seminaristas que tenían vocaciones políticas, de ahí salieron un grupo de seminaristas, y otros que después salieron del Seminario, y se dedicaron a las actividades políticas; porque él tenía la vocación de formar líderes sociales y políticos.

El Padre Manuel González Quevedo fue gran formador de sacerdotes y apasionado por la justicia social.

En 1988 el padre José Luis Sáez publicó su libro titulado LOS JESUITAS EN LA REPÚBLICA DOMINICANA. I TOMO, dedicó esa obra al PADRE Manuel González Quevedo.

Cuando escribí mi última novela, en 2017, titulada ¡UNIDOS EN LA LUCHA!, uno de los personajes principales se llama PADRE MANUEL GONZALEZ QUEVEDO, lo llevo a tiempos presentes, quiero que los lectores al menos conozcan su nombre, y ojalá se interesen en conocerlo, que seguramente le agradará conocer este personaje maravilloso.

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LOS ADULTOS MAYORES Y LOS PENSIONADOS. José Gómez Cerda

José Gómez Cerda y Mario Ridavulla, conversan sobre LOS ADULTOS MAYORES Y LOS PENSIONADOS, EN EL PROGRAMA DE TELEVISION “TELEDEABTE, QUE SE TRASMITE POR LOS CANALES 16 Y 18, SANTO DOMINGO, REPÚBLICA DOMINICANA

 

 

https://www.youtube.com/watch?v=uxj7KXTfidg&feature=youtu.be

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QUE ES LA 5 GENERACIÓN- 5G. José Gómez Cerda

QUE ES LA 5 GENERACIÓN- 5G

José Gómez Cerda

Presidente de la Asociación de Escritores y Periodistas Dominicanos (ASEPED)

Las redes de quinta generación (5G) están actualmente en desarrollo y saldrán al mercado a comienzos del 2020. En comparación con la tecnología 4G LTE actual, la 5G tiene como objetivo llegar a alta velocidad (1 Gbps), baja potencia y baja latencia (1ms o menos), para el IoT masivo, el Internet táctil y la robótica.

En telecomunicaciones, 5G son las siglas utilizadas para referirse a la quinta generación de tecnologías de telefonía móvil. Es la sucesora de la tecnología 4G. Actualmente se encuentra sin estandarizar y las empresas de telecomunicación están desarrollando sus prototipos.

La velocidad a la que permite navegar esta tecnología en dispositivos móviles es de 400 megabits por segundo.

Es la red móvil de quinta generación, entendiendo por generación cada una de las etapas que ha ido viviendo la telefonía móvil desde su aparición, cada una con sus prestaciones específicas propias. Y se habla de 5G porque primero hubo un 1G analógico que sólo permitía hablar por teléfono, un 2G que introdujo los SMS, un 3G que aportó el internet móvil y un 4G con el que llegó la banda ancha móvil, con casos de uso como el vídeo en streaming o la realidad virtual en el móvil.

 

A todo el mundo le gusta que internet vaya cada vez más y más rápido. Así que no es ninguna sorpresa ver a las principales compañías de telecomunicaciones del mundo trabajando en que así sea. Teléfonos, relojes, casas e incluso carros cada vez se conectan más y más internet, requiriendo una estabilidad constante. Para que eso ocurra y el ancho de banda no colapse se va a necesitar un tipo completamente nuevo de señal inalámbrica. Ahí es donde entra el 5G.

De modo similar al 4G y al 3G antes que este, el 5G es un tipo de conexión inalámbrica diseñado para mantenerse al día con la proliferación de dispositivos móviles conectados a internet y sus necesidades.

20,8 mil millones de dispositivos estarán conectados a internet para 2020. Por comparar, ahora mismo hay unos 7,4 mil millones de dispositivos conectados en el mundo. Van a llegar muchos más, muy rápido.

El 5G será construido sobre los cimientos que el 4G LTE ha creado.

Va a permitir enviar textos, realizar llamadas y navegar por internet como de costumbre, además de aumentar radicalmente la velocidad de transferencia.

El 5G hará más sencillo que la gente descargue y suba contenido en Ultra HD y vídeo en 3D. También dejará un poco de espacio para los miles de dispositivos conectados a internet que van a empezar a popularizarse.

Los teléfonos móviles son realidad radios de doble sentido. Cuando llamas a alguien, el teléfono convierte la voz en una señal eléctrica. La transmite entonces hasta la torre de telefonía más cercana usando ondas. La torre rebota la señal a través de la red de torres hasta que finalmente alcanza al receptor. Lo mismo ocurre cuando envías otro tipo de datos (por ejemplo fotos o vídeo por WhatsApp).

Cuando una nueva tecnología de transmisión inalámbrica llega al mercado (como ocurre con el 5G), se le asigna una frecuencia más alta.

Por ejemplo, el 3G ocupa la frecuencia de bandas hasta los 20 Mhz. En el caso del 5G, probablemente acabe en la banda que llega hasta los 6 Ghz.

La razón por la que estas nuevas tecnologías ocupan bandas superiores es porque usualmente estas no están ya ocupadas y además mueven información a más velocidad.

El problema, en cambio, es que las señales con frecuencias más altas no viajan tan lejos como las más bajas, así que se necesitarán varias antenas que probablemente se usen para ampliar la señal allá donde se ofrezca 5G.

El control por la 5 generación (5 G) ha producido un enfrentamiento entre China y Estados Unidos, pues cada potencia controlar este nuevo sistema tecnológico, porque quien controle esta 5 generación, tendrá una supremacía tecnológica, militar y política.

Santo Domingo, 25 de marzo 2019

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Monseñor Oscar Romero, Arzobispo y Mártir. José Gómez Cerda

Monseñor Oscar Romero, Arzobispo y Mártir

José Gómez Cerda

Hace 39 años fue asesinado Monseñor Romero;

Oscar Arnulfo Romero nació en Ciudad Barrios, departamento de San Miguel, República de El Salvador, el 15 de agosto de 1917. Su familia era humilde y con un tipo modesto de vida. Desde pequeño, Oscar fue conocido por su carácter tímido y reservado, su amor a lo sencillo y su interés por las comunicaciones.

Ingresó al Seminario Menor de San Miguel Oscar avanzó en su idea de entregar su vida al servicio de Dios y del pueblo.

Estudió con los padres Claretianos en el Seminario Menor de San Miguel desde 1931 y posteriormente con los padres Jesuitas en el Seminario San José de la Montaña hasta 1937.

Fue elegido para ir a estudiar a Roma y completar su formación sacerdotal y seguramente su elección se debió a la integridad espiritual e inteligencia académica manifestada en el seminario.


Fue ordenado sacerdote a la edad de 25 años en Roma, el 4 de abril de 1942. Continuó estudiando en Roma para completar su tesis de Teología sobre los temas de ascética y mística, pero debido a la guerra, tuvo que regresar a El Salvador y abandonar la tesis que estaba a punto de concluir.

Dada su amplia labor sacerdotal fue elegido Secretario de la Conferencia Episcopal de El Salvador y ocupó el mismo cargo en el Secretariado Episcopal de América Central.

Oscar difundió centenares de sermones emotivos y espirituales a través de la radio a lo largo y ancho del país, ganándose así el respeto de la comunidad católica.

El 25 de abril de 1970, la Iglesia lo llamó a proseguir su camino pastoral elevándolo al ministerio episcopal como Obispo Auxiliar de San Salvador, que tenía al ilustre Mons. Luis Chávez y González como Arzobispo y como Auxiliar a Mons. Arturo Rivera Damas. Con ellos compartiría su desafío pastoral y en el día de su ordenación episcopal dejaba claro el lema de toda su vida: «Sentir con la Iglesia».

En El Salvador la situación de violencia avanzaba, con ello la Iglesia se edificaba en contra de esa situación de dolor, por tal motivo la persecución a la Iglesia en todos sus sentidos comenzó a cobrar vida.

Luego de muchos conflictos en la Arquidiócesis, la sede vacante de la Diócesis de Santiago de María fue su nuevo camino.

El 15 de octubre de 1974 fue nombrado obispo de esa Diócesis y el 14 de diciembre tomó posesión de la misma. Monseñor Romero se hizo cargo de la Diócesis más joven de El Salvador en ese tiempo.

En junio de 1975 se produjo el suceso de «Las Tres Calles», donde un grupo de campesinos que regresaban de un acto litúrgico fue asesinado sin compasión alguna, incluso a inocentes.

El informe oficial hablaba de supuestos subversivos que estaban armados; las «armas» no eran más que las biblias que los campesinos portaban bajos sus brazos.

Los amigos ricos que tenía eran los mismos que negaban un salario justo a los campesinos; esto le empezó a incomodar, la situación de miseria estaba llegando muy lejos como para quedarse esperando a una solución de los demás. La situación se agudizó y las relaciones entre el pueblo y el gobierno se fueron agrietando.

En medio de ese ambiente de injusticia, violencia y temor, Mons. Romero fue nombrado Arzobispo de San Salvador el 3 de febrero de 1977 y tomó posesión el 22 del mismo mes, en una ceremonia muy sencilla.

Tenía 59 años de edad y su nombramiento fue para muchos una gran sorpresa, el seguro candidato a la Arquidiócesis era el auxiliar por más de dieciocho años en la misma, Mons. Arturo Rivera Damas: «la lógica de Dios desconcierta a los hombres».

El 12 de marzo de 1977, se dio la triste noticia del asesinato del padre Rutilio Grande, un sacerdote amplio, consciente, activo y sobre todo comprometido con la fe de su pueblo. La muerte de un amigo duele, Rutilio fue un buen amigo para Monseñor Romero y su muerte le dolió mucho: «un mártir dio vida a otro mártir».

Su opción comenzó a dar frutos en la Arquidiócesis, el clero se unió en torno al Arzobispo, los fieles sintieron el llamado y la protección de una Iglesia que les pertenecía, la «fe» de los hombres se volvió en el arma que desafiaría las cobardes armas del terror.

La situación se complicó cada vez más. Un nuevo fraude electoral impuso al general Carlos Humberto Romero para la Presidencia. Una protesta generalizada se dejó escuchar en todo el ambiente.

En el transcurso de su ministerio Arzobispal, Mons. Romero se convirtió en un implacable protector de la dignidad de los seres humanos, sobre todo de los más desposeídos; esto lo llevaba a emprender una actitud de denuncia contra la violencia, y sobre todo a enfrentar cara a cara a los regímenes del mal.

Sus homilías se convirtieron en una cita obligatoria de todo el país cada domingo. Desde el púlpito iluminaba a la luz del Evangelio los acontecimientos del país y ofrecía rayos de esperanza para cambiar esa estructura de terror.

A raíz de su actitud de denuncia, Mons. Romero comenzó a sufrir una campaña extremadamente agobiante contra su ministerio arzobispal, su opción pastoral y su personalidad misma, cotidianamente eran publicados en los periódicos más importantes, editoriales, campos pagados, anónimos, etc., donde se insultaba, calumniaba, y más seriamente se amenazaba la integridad física de Mons. Romero. La «Iglesia Perseguida en El Salvador» se convirtió en signo de vida y martirio en el pueblo de Dios.

Este calvario que recorría la Iglesia ya había dejado rasgos en la misma, luego del asesinato del padre Rutilio Grande, se sucedieron otros asesinatos más.

Fueron asesinados los sacerdotes Alfonso Navarro y Luisito Torres, luego fue asesinado el padre Ernesto Barrera, posteriormente fue asesinado, en un centro de retiros, el padre Octavio Ortiz y cuatro jóvenes más. Por último fueron asesinados los padres Rafael Palacios y Alirio Napoleón Macias. La Iglesia sintió en carne propia el odio irascible de la violencia que se había desatado en el país.

El sacerdote salvadoreño Octavio Ortiz, murió cuando un verdugo le había cortado el cuello con un cuchillo. Los grupos paramilitares que respaldaban la dictadura del general Carlos Humberto Romero Mena, lo habían acusado de darle apoyo y de pertenecer a la guerrilla del Frente Farabundo Martí. Con Ortiz, eran cinco los religiosos asesinados en 1979 bajo la consigna: Haz patria, mata a un cura.

Resultaba difícil entender en el ambiente salvadoreño que un hombre tan sencillo y tan tímido como Mons. Romero se convirtiera en un «implacable» defensor de la dignidad humana y que su imagen traspasara las fronteras nacionales por el hecho de ser: «voz de los sin voz».

Durante la guerra civil de El Salvador, que comenzó en 1979, Monseñor Romero se convirtió en “el pastor del rebaño que Dios le había confiado” por su férrea defensa de los derechos de los pobres y marginados.

El 11 de marzo de 1979, Monseñor Romero dijo;

 

«La Iglesia no puede ser conformista. La Iglesia tiene que despertar la conciencia de dignidad. A esto le llaman subversión.

Esto no es subversión. La conciencia cristiana que nuestras comunidades van tomando a la luz del Evangelio, ante el pensamiento de que un hombre, aunque sea jornalero, es imagen de Dios, no es comunismo ni subversión, es palabra de Dios que ilumina al hombre y el hombre tiene que promoverse.

Esto no es provocar subversión, sino simplemente decirle a todos los que me escuchan, sean dignos, porque la condición del pueblo de Dios: es la dignidad y libertad de los hijos de Dios en cuyos corazones habita el Espíritu Santo como en un templo».

 

Ya a finales de 1979 Monseñor Romero sabía el inminente peligro que acechaba contra su vida y en muchas ocasiones hizo referencia de ello consciente del temor humano, pero más consciente del temor a Dios a no obedecer la voz que suplicaba interceder por aquellos que no tenían nada más que su fe en Dios: los pobres.

Cuando Monseñor Romero se entrevistó en el Vaticano con el Papa Juan Pablo II, tres meses antes de su asesinato, le contó la historia del origen campesino del cura, la tarde en que lo ordenó, el día en el que fue apresado por el gobierno sólo porque le estaba enseñando a los muchachos de un barrio humilde de San Salvador el evangelio. “Lo mataron con crueldad y hasta dijeron que era guerrillero…”

Monseñor intervino en los conflictos sociales que estaban destruyendo a su país y a su gente. Monseñor Romero recurrió a las palabras de San Agustín y Santo Tomás para justificar a quien se levanta contra las leyes opresoras.

Uno de los hechos que comprobó el inminente peligro que acechaba sobre la vida de Mons. Romero fue el frustrado atentado dinamitero en la Basílica del Sagrado Corazón de Jesús, en febrero de 1980, el cual hubiera acabado con la vida de Monseñor Romero y de muchos fieles que se encontraban en el recinto de dicha Basílica.

El domingo 23 de marzo de 1980 Mons. Romero pronunció su última homilía, la cual fue considerada por algunos como su sentencia de muerte debido a la dureza de su denuncia: «en nombre de Dios y de este pueblo sufrido… les pido, les ruego, les ordeno en nombre de Dios, QUE CESE LA REPRESIÓN».

Ese 24 de marzo de 1980 Monseñor Oscar Arnulfo Romero Galdámez fue asesinado de un certero disparo, aproximadamente a las 6:25 p.m. mientras oficiaba la Eucaristía en la Capilla del Hospital La Divina Providencia, exactamente al momento de preparar la mesa para recibir el Cuerpo de Jesús.

Fue enterrado el 30 de marzo y sus funerales fueron una manifestación popular de compañía, sus queridos campesinos, las viejecitas de los cantones, los obreros de la ciudad, algunas familias adineradas que también lo querían, estaban frente a la catedral para darle el último adiós, prometiéndole que nunca lo iban a olvidar.

En 1994 su sucesor en la archidiócesis de San Salvador, Mons Arturo Rivera y Damas, inició su proceso de beatificación.

En el año 2000 la Congregación para la Doctrina de la Fe comenzó el estudio de todos los discursos de Romero.

En 2005 el postulador de la causa, el obispo italiano VincenzoPaglia, aseguró públicamente que “Romero no era un obispo revolucionario, sino un hombre de la Iglesia, del Evangelio y de los pobres”.

La mañana del 3 de febrero de 2015, el Papa Francisco recibió en audiencia al cardenal Angelo Amato, Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos y autorizó a ese dicasterio a promulgar, entre otros, el decreto de martirio del Siervo de Dios Oscar Arnulfo Romero y Galdámez, arzobispo de San Salvador (El Salvador), reconociendo así, de manera oficial que su asesinato fue por odio a la fe.

En octubre del 2018 Monseñor Romero fue declarado santo de la Iglesia.

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La Utopía política de Tomás Moro. José Gómez Cerda

La Utopía política de Tomás Moro

José Gómez Cerda

 

Tomás Moro, 1478-1535, de extraordinaria formación intelectual, estudioso de los clásicos, Sócrates, Platón y Aristóteles, uno de los máximos expositores del humanismo cristiano, durante el renacimiento del siglo XVI, en especial del pensamiento de San Agustín, y su obra “La Ciudad de Dios”. Escribió UTOPÍA, obra que todavía es un clásico para los estudiosos de la política y el humanismo.


Pese a que su actividad como escritor y traductor fue abundante (Epigramas, Diálogos de Luciano, Vida de Pico de la Mirandola), no cabe duda de que Utopía , de 1516, es la obra más importante e influyente de Tomás Moro, escrito en el que se platea el problema de la legitimidad y la fundamentación del poder, que inaugura el pensamiento político de la modernidad, junto con Maquiavelo (El príncipe) y La Boétie (Discurso de la servidumbre voluntaria).

El proceso de progresiva secularización de la sociedad, así como la crítica a la inadecuación de las instituciones políticas y eclesiásticas que culminaron en la Reforma, exigían una nueva manera de plantearse el problema político de la relación entre lo público y lo privado o, lo que es lo mismo, la cuestión de la articulación entre la esfera de la moral y la de la praxis


El libro de Tomás Moro, Utopía está dividida en dos partes. En la primera, escrita después de la segunda, Moro se lanza a una enérgica crítica de la situación política y social de Europa, centrándose especialmente en la Inglaterra de mediados del siglo XVI.

Todos los males que acechan al hombre no son producto de un designio divino ni surgen de su propia naturaleza.

En el segundo libro de Utopía, Rafael Hythlodaeo nos describe la isla de los utopienses: una comunidad de trabajadores que, gobernados por los más sabios, actúan con vistas al bien común.

En ella no existe la propiedad privada, sino que todos producen, participan y disfrutan de los bienes, por lo que la miseria y las revueltas y revoluciones asociadas a ella desaparecen:

«Pues la realidad misma enseña que se engañan de medio a medio quienes opinan que la indigencia del pueblo es la garantía de la paz.

En efecto, ¿dónde hallas más dependencias que entre los pobres?

¿Quién se aplica con más ahínco a transformar las cosas sino a quien la situación presente no agrada lo más mínimo? ¿O quien, finalmente, está poseído de una furia más audaz para subvertir todo con la esperanza de lograr algo de donde sea, sino quien ya no posee nada que pueda perder?» (Utopía, Libro I).

Ahí están los nobles cuyo número exorbitado vive como zánganos a cuenta de los demás. Con tal de aumentar sus rentas no dudan en explotar a los colonos de sus tierras, desollándolos vivos. Derrochadores hasta la prodigalidad y mendacidad, es el único tipo de administración que conocen.

Pero, además, se rodean de hombres haraganes que nunca se han preocupado de saber ningún modo de vivir y trabajar.

La obra Utopía es una república ideal, más posible históricamente si la política se supedita a la moral, se elimina la propiedad privada, el dinero, el ejército y la intolerancia. Utopía es utópica no por ser irrealizable, sino por no haber sido cumplida todavía.

Tomás Moro es actualmente un santo y patrón de los políticos y los gobernantes, quienes debieran conocer el pensamiento y la acción de este político honesto, modelo de abogado, jurista, político, quién llegó a ser el primer laico canciller de Inglaterra, el segundo en el mando, después del rey, cuando ese país era la primera potencia del mundo.

“El hombre no puede ser separado de Dios, Ni la política de la moral.”

 

NOTA. Este artículo es un fragmento del libro TOMÁS MORO, POLÍTICO Y GOBERNANTE, de José Gómez Cerda