La Utopía política de Tomás Moro
José Gómez Cerda
Tomás Moro, 1478-1535, de extraordinaria formación intelectual, estudioso de los clásicos, Sócrates, Platón y Aristóteles, uno de los máximos expositores del humanismo cristiano, durante el renacimiento del siglo XVI, en especial del pensamiento de San Agustín, y su obra “La Ciudad de Dios”. Escribió UTOPÍA, obra que todavía es un clásico para los estudiosos de la política y el humanismo.
Pese a que su actividad como escritor y traductor fue abundante (Epigramas, Diálogos de Luciano, Vida de Pico de la Mirandola), no cabe duda de que Utopía , de 1516, es la obra más importante e influyente de Tomás Moro, escrito en el que se platea el problema de la legitimidad y la fundamentación del poder, que inaugura el pensamiento político de la modernidad, junto con Maquiavelo (El príncipe) y La Boétie (Discurso de la servidumbre voluntaria).
El proceso de progresiva secularización de la sociedad, así como la crítica a la inadecuación de las instituciones políticas y eclesiásticas que culminaron en la Reforma, exigían una nueva manera de plantearse el problema político de la relación entre lo público y lo privado o, lo que es lo mismo, la cuestión de la articulación entre la esfera de la moral y la de la praxis
El libro de Tomás Moro, Utopía está dividida en dos partes. En la primera, escrita después de la segunda, Moro se lanza a una enérgica crítica de la situación política y social de Europa, centrándose especialmente en la Inglaterra de mediados del siglo XVI.
Todos los males que acechan al hombre no son producto de un designio divino ni surgen de su propia naturaleza.
En el segundo libro de Utopía, Rafael Hythlodaeo nos describe la isla de los utopienses: una comunidad de trabajadores que, gobernados por los más sabios, actúan con vistas al bien común.
En ella no existe la propiedad privada, sino que todos producen, participan y disfrutan de los bienes, por lo que la miseria y las revueltas y revoluciones asociadas a ella desaparecen:
«Pues la realidad misma enseña que se engañan de medio a medio quienes opinan que la indigencia del pueblo es la garantía de la paz.
En efecto, ¿dónde hallas más dependencias que entre los pobres?
¿Quién se aplica con más ahínco a transformar las cosas sino a quien la situación presente no agrada lo más mínimo? ¿O quien, finalmente, está poseído de una furia más audaz para subvertir todo con la esperanza de lograr algo de donde sea, sino quien ya no posee nada que pueda perder?» (Utopía, Libro I).
Ahí están los nobles cuyo número exorbitado vive como zánganos a cuenta de los demás. Con tal de aumentar sus rentas no dudan en explotar a los colonos de sus tierras, desollándolos vivos. Derrochadores hasta la prodigalidad y mendacidad, es el único tipo de administración que conocen.
Pero, además, se rodean de hombres haraganes que nunca se han preocupado de saber ningún modo de vivir y trabajar.
La obra Utopía es una república ideal, más posible históricamente si la política se supedita a la moral, se elimina la propiedad privada, el dinero, el ejército y la intolerancia. Utopía es utópica no por ser irrealizable, sino por no haber sido cumplida todavía.
Tomás Moro es actualmente un santo y patrón de los políticos y los gobernantes, quienes debieran conocer el pensamiento y la acción de este político honesto, modelo de abogado, jurista, político, quién llegó a ser el primer laico canciller de Inglaterra, el segundo en el mando, después del rey, cuando ese país era la primera potencia del mundo.
“El hombre no puede ser separado de Dios, Ni la política de la moral.”
NOTA. Este artículo es un fragmento del libro TOMÁS MORO, POLÍTICO Y GOBERNANTE, de José Gómez Cerda
muy bueno